La problemática del agua.

El agua ha estado en este planeta desde el principio de los tiempos, y de hecho la vida surgió en ella y se sostiene, miles de millones de años después, dentro de su imparable ciclo. Todo en la tierra gira en torno al agua y no hay casi nada que se pueda hacer sin su presencia. En casi todo lo que se fabrica, se produce, se usa y se desecha hay agua de por medio. Por ello, en la historia de la humanidad, al agua se le ha dado un tratamiento más como de un insumo, de recurso infinito para la producción de bienes y servicios, y maximizar la riqueza, un recurso usable y desechable.

Esa visión del agua propició su gestión fragmentada, en la que no se reconocía la interrelación de ésta y los diferentes componentes de los ecosistemas, traduciéndose entonces en su derroche y contaminación. Los resultados se aprecian hoy en acuíferos sobre explotados y ríos y lagos en los que la vida no es posible debido a su alto grado de polución.

En México, estos problemas, sumados a los impactos del cambio climático, contribuyen a acrecentar el estrés hídrico que de por sí se presenta de manera natural por su situación geográfica y las sequías. La muestra se está dando en las grandes ciudades: la Ciudad de México y Guadalajara recientemente, y este año Monterrey, han experimentado problemas de escasez que las tienen cada vez más cerca de su “día cero”, como fue el caso de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, en 2015.

Surgimiento del concepto de gestión integrada de los recursos hídricos.

Aunque la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos es nueva para muchas personas, incluidos tomadores de decisiones del sector, y de que estamos lejos aún de su implementación, se trata de un concepto de origen empírico que justamente este año está cumpliendo tres décadas de existencia. Aunque sus primeros esbozos se dan a finales de la década de los 70s y a lo largo de la década de los 80s del siglo pasado, es hasta el año de 1992, durante el desarrollo de 2 importantes eventos en que cobra forma el concepto y sus principios: la Conferencia Internacional sobre Agua y Medio Ambiente, que se llevó a cabo en Dublín, Irlanda, en enero, y la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible, en Río de Janeiro, durante junio de aquel año.

Tal concepto surge de la preocupación sobre la situación de los recursos hídricos que ya entonces se sabía crítica, y se reconocía el origen del problema precisamente en la fragmentación y disociación de su gestión; se busca que pase de estar fragmentada a integrar a todos los componentes del ecosistema. Así, la definición que mayor aceptación tiene en la actualidad es la que dio la Global Water Partnership:

“La Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) es un proceso que promueve el desarrollo y manejo coordinados del agua, la tierra y otros recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar económico y social resultante de manera equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales.”

La GIRH se basa en los siguientes 4 principios rectores:

  1. El agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para sostener la vida, el desarrollo y el medio ambiente.
  2. El aprovechamiento y la gestión del agua deben inspirarse en un enfoque basado en la participación de los usuarios, los planificadores y los responsables de las políticas a todos los niveles.
  3. La mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, la gestión y la protección del agua.
  4. El agua es un bien público y posee un valor económico y social en todos sus diversos usos que compiten entre sí.

El enfoque de este breve texto está en el segundo de los principios citados, el que tiene que ver con la necesaria participación ciudadana en su gestión. Y es que la participación social es esencial, pues es la propia sociedad la que se beneficia de o padece los resultados de las decisiones tomadas como parte de ese proceso de gestión.

Oposición y resistencia al cambio.

La importancia de la gestión integrada de los recursos hídricos se reconoce y establece en la Ley de Aguas Nacionales aún vigente; muestra de ello es el Artículo 7, fracción I, en el que se declara de utilidad pública: “La gestión integrada de los recursos hídricos, superficiales y del subsuelo, a partir de las cuencas hidrológicas en el territorio nacional, como prioridad y asunto de seguridad nacional;”. Incluso dicha ley tiene todo un capítulo dedicado a la participación social (Capítulo V, Organización y Participación de los Usuarios y de la Sociedad).

Si bien, existe la participación social en la toma de decisiones, específicamente en los Consejos de Cuenca (ver atribuciones e integración en los artículos 13 al 13 BIS 4 de la mencionada Ley), a nivel urbano poco se ha permitido la participación de la ciudadanía en la gestión y la toma de decisiones en torno al agua. En el caso del Área Metropolitana de Guadalajara (AMG) considero que, de manera colectiva e involuntaria, se dejó durante mucho tiempo la gestión y administración del agua en los servicios de abastecimiento y drenaje en pocas manos, usualmente los técnicos, de manera que se generó una especie de monopolización en la que se buscó resolver todo problema del agua mediante la construcción de grandes obras de infraestructura: presas y acueductos, y cuando ello no bastó, más presas y más acueductos. Desde luego que la infraestructura y el enfoque técnico son esenciales en la gestión del agua, pero justo ahí estaba el origen de la fragmentación, pues no hubo nunca espacio para aspectos ambientales y sociales. En distintas oportunidades pude atestiguar el desdén de algunos renombrados técnicos locales del agua hacia académicos y ciudadanos que ofrecían enfoques distintos a los de ellos.

Aunque, con mucho esfuerzo y en algunos casos mediante la protesta y la confrontación, la ciudadanía se ha ido abriendo espacio para la discusión, esa visión monopólica de la toma de decisiones sigue vigente, independientemente del partido político que ocupe las oficinas gubernamentales. El año pasado, en el marco de un periodo de varios meses de escasez de agua que se dio principalmente en cerca de 200 colonias del AMG, se dio un episodio de intolerancia a la crítica, cuando el Gobierno del Estado de Jalisco respondió  con fuerte tono de reclamo a un comunicado emitido por parte de académicos del ITESO, institución que, en conjunto con la Universidad de Guadalajara, han desarrollado bastante trabajo académico y propuestas para la mejora de la gestión del agua.

El CCM abriendo espacios de diálogo.

En nuestra AMG existe un Sistema Integral de Desarrollo Metropolitano, que es “la estructura de gobernanza para la coordinación entre el Gobierno de Jalisco, los gobiernos municipales, la ciudadanía y el Imeplan, que prevé los mecanismos políticos, técnicos, financieros y de participación social para el desarrollo de nuestra metrópoli.”, y se rige tanto por la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, así como por la Ley de Coordinación Metropolitana del Estado de Jalisco.

Dentro de este Sistema, se encuentra el Régimen de Coordinación Metropolitana, el que se integra por la Junta de Coordinación Metropolitana, las Agencias Metropolitanas, el IMEPLAN, el Consejo Ciudadano Metropolitano (CCM) y las Mesas de Gestión Metropolitana. De estas cinco instancias, las primeras tres se componen exclusivamente por funcionarios públicos, mientras que en las últimas 2 existe participación de la ciudadanía. La Ley de Coordinación Metropolitana define que:

  • Consejo Ciudadano Metropolitano… “es un órgano consultivo intermunicipal, de participación ciudadana y carácter honorífico, integrado por ciudadanos representantes de las asociaciones vecinales y organizaciones civiles, profesionales y académicas asentadas en el área o región metropolitana” (Artículo 32) y tiene entre sus atribuciones: “Elaborar opiniones, realizar consultas y hacer propuestas y recomendaciones a los municipios del área o región metropolitana, la Junta, el Instituto o demás órganos de coordinación metropolitana en todos los aspectos de las áreas sujetas a coordinación metropolitana en los términos del convenio” (Artículo 33).
  • Las Mesas de Gestión Metropolitana son “órganos auxiliares que buscan eficientar el proceso de coordinación metropolitano, asegurando una plena transparencia y una completa integración de los actores que forman parte de él. Se dividen en Mesas Metropolitanas y Mesas de Coordinación”, “Las Mesas Metropolitanas trabajan materias relacionadas con la Agenda Metropolitana…”, “Las Mesas de Gestión pueden incorporar a su desarrollo a miembros adicionales pertenecientes a otras áreas de trabajo, niveles de gobierno, sectores u organizaciones de la sociedad civil” (Artículo 40), y entre sus atribuciones se encuentran “Realizar análisis de fondo de la materia trabajada”, “Proponer la conformación de Gerencias Técnicas o de Agencias Metropolitanas”, “Presentar a la Junta de Coordinación Metropolitana los productos derivados de los análisis realizados” y “Elaborar y proponer proyectos, normas técnicas y demás productos a la Junta de Coordinación para su posterior envío a los plenos de los Ayuntamientos para su aprobación” (Artículo 41).

Las Mesas de Gestión Metropolitana son, pues, espacios en los que pueden coincidir funcionarios y ciudadanía, para dialogar y analizar las problemáticas de índole metropolitano y buscar sus soluciones. Existen Mesas para muy diversos temas como movilidad, medio ambiente, gestión y ordenamiento del suelo, etc. Sin embargo, cuando la actual generación de consejeras y consejeros ciudadanos (2020–2022) se incorporó al Consejo Ciudadano Metropolitano, detectaron la inexistencia de una mesa específica para tratar los graves problemas del agua. Preocupados por tal situación, y sabedores de que la participación social es uno de los principios rectores en la gestión integrada de los recursos hídricos, es que trabajaron y generaron la Recomendación 02/2020, en la que se propone la creación de la Mesa Metropolitana de Gestión Integral del Agua, misma que fue propuesta a la Junta de Coordinación Metropolitana en diciembre de 2020, y fue aprobada por la misma instancia en enero de 2021.

Si bien, la creación de un espacio de diálogo, análisis crítico y retroalimentación de las acciones que propongan las entidades gubernamentales en torno a la gestión del agua es un importante logro en sí mismo, de nada servirá si no se usa para lo que fue creado. Derivado de la muy poca actividad de la Mesa, el Consejo Ciudadano Metropolitano presentó a la Junta de Coordinación Metropolitana, en febrero de 2022, la Recomendación 01/2022 relacionada con la problemática en materia de agua en el AMG y una propuesta de agenda para abordar en la Mesa.

Conclusiones.

Los problemas en materia de agua en el AMG se han venido acrecentando con el paso del tiempo. Muchas son las razones, pero sin duda una de ellas es la histórica y nula oportunidad de participación de la ciudadanía en la toma de decisiones. Podemos tener, como ahora, una Secretaría de Gestión Integral del Agua, pero nunca habrá una verdadera gestión integral mientras la voz ciudadana no sea escuchada y tomada en cuenta.

Hasta ahora, activistas, académicos y organizaciones no gubernamentales se han manifestado en las calles y/o en la organización de foros independientes en los que en raras ocasiones se presentan los funcionarios públicos. Sin embargo, prácticamente no se ha tenido éxito y en cambio existe un ambiente de conflicto y confrontación con cada decisión impopular tomada desde los escritorios. El Zapotillo y la escasez y mala calidad del agua en el AMG, son ejemplos de esto.

Mientras gobierno y ciudadanía no se sienten en un mismo espacio para hablar de frente y con total transparencia sobre el agua y sus problemas, persistirá por un lado la animosidad y por el otro los magros resultados. Dados los antecedentes, es dificilísimo esperar que el cambio venga desde el gobierno. Considero entonces que corresponde a la ciudadanía el conquistar espacios, apropiarse de ellos y “jugar” bajo las reglas en las que el gobierno opera, hablando su mismo idioma. No tengo la certeza de que esa ruta nos vaya a llevar en la dirección que buscamos, pero de lo que sí estoy seguro es de que nada se pierde con intentarlo.

En el Consejo Ciudadano Metropolitano ya dimos los primeros pasos y mientras ocupemos este espacio, no quitaremos el dedo del renglón. Invito a la ciudadanía preocupada por la problemática hídrica de nuestra ciudad a que se sume. No debemos retroceder ni un centímetro en el aún poco terreno ganado. Hay mucho por hacer.


Ing. Josué Daniel Sánchez Tapetillo.

Consejero Ciudadano Metropolitano por Zapopan y Representante del CCM ante la Mesa Metropolitana de Gestión Integral del Agua.

*Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del/de la autor/a y no necesariamente reflejan la posición oficial del Consejo Ciudadano Metropolitano