Origen

La década de 1960 dio a luz a una corriente de pensamiento revolucionaria que transformo a las ciencias sociales como se conocieron hasta ese momento: el estructuralismo. Su impacto fundamentalmente metodológico tendría como precursor a Ferdinand de Saussure, considerado el fundador de la lingüística moderna asi como de la semiótica. Saussure descubrió en el lenguaje unas bases permanentes, “estructurales” que ampliaron el horizonte para la investigación filológica. Fue en el campo de la antropología social donde el gran Claude Lévi-Strauss, introdujo el método al mundo de las ciencias sociales abriendo un amplio campo que sería secundado por numerosos investigadores, principalmente franceses, Louis Althusser (aplicándola a la filosofía marxista), Jacques Lacan (al psicoanálisis), Roland Barthes (a la literatura) o Michel Foucault (a la epistemología), demostrarían la pertinencia del modelo. La publicación de las conclusiones de los diferentes pensadores revolucionó definitivamente las formas de trabajo de todas esas disciplinas.

El salto al mundo del espacio (ciudad y territorio) no tardaría en producirse, como sucedió en la geografía con Roger Brunet (a través de su proposición de coremas) o en las investigaciones arquitectónicas de Herman Hertzberger que proponían estructuras físicas (mallas regulares) incompletas sobre las que se incorporaban “células”, ocupadas y equipadas por los habitantes individuales. En la aplicación al mundo del urbanismo sobresaldrían las propuestas de Constantinos Doxiadis con la ciencia de la Ekística.

Principios

El crecimiento de los asentamientos urbanos como resultado de la búsqueda de los satisfactores básicos por parte de la población a menudo conduce al crecimiento descontrolado de los mismos. Este crecimiento descontrolado se convierte en un indicio del fenómeno de la diseminación urbana.  Este fenómeno parte de la necesidad de la comunidad de ocupar los “espacios vacíos” en la urbe, especialmente para funciones residenciales, lo cual aunado a la diseminación urbana antes mencionada genera, generalmente, un crecimiento descontrolado que semeja una enfermedad.

Este crecimiento de asentamientos con las características antes mencionadas casi nunca va acompañado de la provisión de la infraestructura básica; por lo tanto, por lo cual también muy a menudo crea problemas de carácter sistémico tales como problemas de manejo y disposición de residuos, saneamiento, abastecimiento de agua y drenaje, etc.

Constantinos A. Doxiadis padre de la Ekística moderna nos decía que los asentamientos pueden considerarse análogos a los seres vivos que tienen partes del cuerpo que interactúan. Cuando una parte del cuerpo no funciona correctamente, afectará a otra parte, por ejemplo, con respecto a los edificios y la disponibilidad de infraestructura, si alguna de estas partes físicas no funciona, la calidad del entorno resultante tampoco será idóneo y conducirá a una disminución en la calidad de vida de la comunidad.

De acuerdo a la enciclopedia británica la ekística no es sino la ciencia de los asentamientos humanos. Esto, desde el punto de vista de esta misma ciencia, implica el estudio descriptivo de todo tipo de asentamientos humanos y la formulación de conclusiones generales, principios y leyes, dirigidas a lograr la armonía entre los habitantes de un asentamiento y sus entornos físicos y socioculturales. Estos principios y leyes son en realidad una extensión de las características biológicas del hombre y, en este sentido, estamos tratando con una biología de sistemas más grandes.

Para lograr el conocimiento necesario y desarrollar la ciencia de los asentamientos humanos debemos pasar de una ciencia interdisciplinaria a una condisciplinaria; digamos que establecer vínculos entre disciplinas no es suficiente. Si tenemos un tema complejo, necesitamos una ciencia sistémica, y esto es lo que ha tratado de lograr la ekística, la ciencia de los asentamientos humanos.

De acuerdo a la ekística los asentamientos humanos resultan en un sistema muy complejo, de mínimo cinco elementos básicos mismos que el hombre ha intentado aplicar de forma intuitiva e instintiva en el desarrollo de sus comunidades, mas no siempre con éxito: naturaleza, hombre (anthropos), sociedad, caparazones (es decir, edificios) y redes. Es un sistema de sistemas o elementos naturales, sociales y artificiales creados por el hombre que se pueden ver y analizar de múltiples maneras: económica, social, política, tecnológica y cultural. Motivo por el cual sólo la perspectiva más amplia posible puede ayudarnos a comprenderlo. Hoy en día más que nunca existe la necesidad de una ciencia que se ocupe de los asentamientos humanos de forma sistémica, porque de lo contrario no podemos ver estos asentamientos de manera razonable e integral y sus habitantes pagaran el precio del descuido.

1.- El primer principio es la maximización de los contactos potenciales del hombre con los elementos de la naturaleza (como el agua y los árboles), con otras personas y con las obras del hombre (como los edificios y las carreteras). Esto, después de todo, equivale a una definición operativa de la libertad humana personal. Es de acuerdo con este principio que el hombre abandonó el “Jardín del Edén” y hoy intenta conquistar el cosmos. Es por este principio que el hombre se considera aprisionado, aunque se le dé el mejor tipo de ambiente, si está rodeado por un muro sin puertas. En esto, el hombre se diferencia de los animales; no conocemos ninguna especie de animal que intente aumentar sus contactos potenciales con el medio una vez alcanzado el número óptimo de contactos. El individuo humano siempre busca aumentar sus contactos.

2.- El segundo principio es la minimización del esfuerzo requerido para el logro de los contactos reales y potenciales del hombre con su entorno. Siempre da a sus estructuras la forma, o selecciona el recorrido que requiere el mínimo esfuerzo, tanto si se trata del suelo de una habitación, que tiende a hacer horizontal, como si se trata de la creación de una autopista.

3.- El tercer principio es la optimización del espacio protector del hombre: los caparazones, lo que significa la selección de una distancia tal de otras personas, animales u objetos que pueda mantener sus contactos con ellos (primer principio) sin ningún tipo de malestar sensorial o psicológico, la distancia correcta. Esto tiene que ser cierto en todo momento y en toda localidad, ya sea temporal o permanente y ya sea que el hombre esté solo o sea parte de un grupo. Esto ha sido muy bien demostrado, últimamente, por antropólogos como E. T. Hall y psiquiatras como Augustus F. Kinzel y por la ropa que el hombre diseña para sí mismo, y puede explicarse no solo como un problema psicológico sino también fisiológico si pensamos en las capas de aire que nos rodean. Los muros de las casas o las murallas de las ciudades son otras expresiones de este tercer principio.

4.- El cuarto principio es la optimización de la calidad de la relación del hombre con su entorno, que se compone de naturaleza, sociedad, caparazones (edificios y casas de todo tipo) y redes (desde carreteras hasta telecomunicaciones). Este es el principio que conduce al orden, fisiológico y estético, y que influye en la arquitectura y, en muchos aspectos, en el arte.

5.- En el quinto principio el hombre organiza sus asentamientos en un intento de lograr una síntesis óptima de los otros cuatro principios, y esta optimización depende del tiempo y el espacio, de las condiciones reales y de la capacidad del hombre para crear una síntesis. Cuando lo ha logrado, creando un sistema de pisos, paredes, techos, puertas y ventanas que le permite maximizar sus contactos potenciales (primer principio), mientras minimiza la energía gastada (segundo principio) y, al mismo tiempo hace posible su separación de los demás (tercer principio) y, la relación deseable con su entorno (cuarto principio), hablamos de “asentamientos humanos exitosos”. Lo que queremos decir es, asentamientos que han logrado un equilibrio entre el hombre y su entorno creados por el hombre, al cumplir con los cinco principios.

Claro está que a estos principios subyacen las necesidades básicas del ser humano que agregan una complejidad y dificultad inherente debido a lo contradictorio que somos por naturaleza.

Ante esta panorámica es que nos surgen dos preguntas la primera es; ¿Cómo integrar la ekística y planear a futuro en donde aún es posible? Y, la segunda es; ¿Cómo corregir lo mal hecho?, máxime cuando nuestras autoridades parecen no solo desconocer estos principios sistémicos, sino que parecen girar en torno a única y exclusivamente el principio monetario.

 


Arq. Aldo Humberto Prieto Meza.

Consejero Ciudadano Metropolitano de Ixtlahuacán de los Membrillos y Representante del CCM ante la Mesa de Coordinación de Gestión de Residuos y Coordinador de la Comisión interna de Comunicación del CCM.

*Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del/de la autor/a y no necesariamente reflejan la posición oficial del Consejo Ciudadano Metropolitano.