El término “Participación Ciudadana” lo hemos escuchado desde hace unos años, sobre todo en el ámbito político, en distintos estados de la república, e incluso en el gobierno federal; por ejemplo, en el Área Metropolitana de Guadalajara (AMG), inicialmente en Tlajomulco y, posteriormente se extendió a otros municipios.

Sin embargo, puede ser mal interpretado el verdadero concepto de la “Participación Ciudadana”, sobre todo cuando se le agrega el concepto “para la gobernanza”: “Participación Ciudadana para la Gobernanza”. Términos y conceptos poco conocidos por la mayoría de las y los ciudadanos y del funcionariado público, por el mismo desconocimiento de la ciudadanía; es utilizado por algunos funcionarios para generar una simulación; donde regularmente el gobierno hace lo siguiente: “te oigo, pero no te escucho”; “te invito a dialogar, pero solo yo hablo y te consulto” (sobre un tema desconocido para el ciudadano) y; “te pido votes a favor de lo mío”. No existe el verdadero dialogo entre el ciudadano y funcionario, donde el ciudadano expone su problemática, sus necesidades, para llegar a consensos, acuerdos favorables, políticas públicas en beneficio de la sociedad.

Si bien, se ha avanzado en la Democracia, también existe la “Democracia Ficticia”, la mencionada con anterioridad. Debe de cambiar el nivel de entendimiento a un mismo plano; es decir, el funcionario ya no debe de ser el que este “arriba” del ciudadano, es un servidor público al que le pagamos para darnos servicios de calidad; somos pares no súbditos. Nos deben escuchar, como ciudadanía, como sociedad civil, para generar políticas públicas que favorecerán a la sociedad y no a sus bolsillos y a sus cotos de poder.

Se requiere de la participación de la sociedad civil, una que conozca o que busque quien le pueda apoyar con conocimiento del tema: aspectos legales, técnicos, etcétera; para sostener un diálogo serio y respetuoso con las autoridades. Por ejemplo, la iniciativa de la Ley General de Movilidad es producto de la sociedad civil, varios colectivos han trabajado desde hace 8 años y están a punto de lograrlo. En lo local, está el ejemplo del Bosque Urbano Tlaquepaque, que nació del trabajo de personas del Fraccionamiento Revolución, en el municipio de San Pedro Tlaquepaque que se unieron y crearon puentes de dialogo con el Ayuntamiento de su municipio; Universidad de Guadalajara y; el Gobierno del Estado de Jalisco. Otro ejemplo, pueden ser los trabajos del Consejo Ciudadano Metropolitano (CCM) del AMG, que entre sus objetivos tiene promover el involucramiento de la agenda ciudadana en los temas metropolitanos, abonando desde distintas trincheras, por ejemplo, la promoción del medio ambiente entre todos los municipios, y que, a raíz de esto, se gestionaron más de cien árboles del Ayuntamiento de Zapopan, los cuales se donaron a escuelas de preescolar, primaria y secundaria en una localidad del municipio de Juanacatlán.

En democracia directa existen varios instrumentos, como: el Presupuesto Participativo, la Consulta Pública; la Revocación de Mandato; el Gobierno Abierto, entre otros. Por ejemplo: en el presupuesto participativo son los ciudadanos quienes deben de reunirse y hacer saber cuáles son sus necesidades en su comunidad, dialogando en mesas de trabajo en conjunto, para determinar las que sean viables y que sean votadas al pagar su impuesto predial. En algunos municipios ya se decide algún porcentaje de obras de esta manera, y no como inicialmente pasaba, que era el funcionario quien decía cuales obras se iban a realizar.

Las consultas públicas, si no se saben diseñar, operar e implementar, pueden ser claros ejemplos de simulación en la participación ciudadana. Pregunto, en la mayoría de los casos: ¿los asistentes conocen los pros y los contras de lo que se pone a consulta, los beneficios o problemas, los aspectos financieros y legales?

Desgraciadamente la respuesta es que en la mayoría de los casos no es así; y en el contexto municipal hay suficientes ejemplos para constatarlo. Es el caso cuando se hace una consulta pública de planes parciales de desarrollo urbano donde se utiliza un lenguaje técnico y especializado; y los cuales contienen señalamientos de lo que se puede y de lo que no se puede hacer en ese contexto urbano.

Es común que la autoridad se respalde en el siguiente argumento: “Ya te consulté ciudadano y ahora te tienes que ceñir a lo que está establecido en el PDU”, aunque el ciudadano nunca haya tenido la información ni la capacitación técnica o legal para comprehender del todo lo que ahí se plantea. A lo cual el ciudadano bien puede responder: “Oiga señor director están construyendo un edificio de 20 pisos, me quitan la privacidad, el sol, tengo grietas, no me permiten descansar, hasta en la noche trabajan”. La respuesta final de la autoridad tiende a ser: “Lo siento ciudadano, está autorizado en el PDU, no puedo hacer nada”.

Así puede pasar con otros instrumentos de que existen dentro de las democracias, en otro ejemplo más, en el Gobierno Abierto, puede existir opacidad y lentitud para trasparentar en qué se gastó, cuanto se gastó en determinada obra, etcétera; simulación por parte de los gobiernos de ser trasparentes.

¡Participemos, fortalezcamos la Participación Ciudadana para la Gobernanza, la verdadera Democracia! ¡Evitemos las simulaciones cuando se trata de la participación ciudadana!


Lic. José Raymundo Díaz Oñate.

Consejero Ciudadano Metropolitano por Zapopan y Representante del CCM ante la Mesa de Coordinación en Agricultura Urbana.

*Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del/de la autor/a y no necesariamente reflejan la posición oficial del Consejo Ciudadano Metropolitano